La fotografía es un arte. Es un modo de captar realidad visual. Con cada foto tomamos un fragmento de la vida y lo inmortalizamos buscando siempre la manera de captarlo de la forma más bella posible.
Sorprende como algo corriente o cotidiano puede llegar a ser algo fascinante dependiendo del punto de vista del fotógrafo. Se puede plasmar mucha belleza en una foto tomada en el momento adecuado, con la luz adecuada, la cámara y objetivo adecuados…
Cuando en la gastronomía se trata de plasmar esta belleza a través de una fotografía gastronómica es mucho más complejo, ya que se intenta hacer reaccionar nuestras glándulas salivares con una sola imagen, no es simplemente observar algo perfecto y bonito sino que ha de hacer rugir nuestro estómago. Y ¿cómo conseguir eso sin que intervengan más sentidos como el olfato y el gusto?
Siempre predomina la luz natural, una exquisita exposición de la escena y darle sentido y amor a la imagen que tienes que plasmar.
¿Te hemos abierto el apetito? Pues pruébanos y seguro que repetirás.